A lo largo de los textos privados de Pizarnik, puede apreciarse cómo sus prácticas sexuales y su judaísmo se unen a la ansiedad de autoría para justificar dicha política de identidad singular, de excepción aislada. Y en sentido inverso, su identidad gestada en el sentimiento predestinación literaria -y por tanto de existir en función de los otros- la condujo al extranjerismo y al distanciamiento del yo, desterró su propia voz a partir de la
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