Autor: 
Adriana Sáenz.
Director: 
Margaret Echenberg.
Editorial/Institución editora: 
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Ciudad: 
Monterrey
Año: 
2009
Tipo de publicación: 
Tesis
Tipo de tesis: 
Tesis doctorales
Descripción: 

La hipótesis que fungió como eje a lo largo del trabajo es Josefina Vicens, escritora de la 'Generación de Medio Siglo', quien plantea a través del lenguaje literario una visión crítico-reflexiva de la racionalidad patriarcal, de sus normas morales y de los roles de las mujeres y de los hombres en la sociedad que narra.


A través de esta obra hizo una revisión filosófica desde la perspectiva de género y una revisión literaria desde la crítica feminista, a la conformación del estado moderno y su relación con las prácticas y definición de los hombres y las mujeres. Utilizó como ejemplo a la clase media de los años cincuenta y sesenta de la ciudad de México. Así, una vez delimitada esta relación con el Estado, a través de la Ilustración, los roles y formas cautivas, que se fueron asignando y apropiando por cada género, la obra permite ver los mecanismos de instauración y reproducción de esta racionalidad patriarcal mexicana.


En México, el proceso de construcción de los cautiverios de la racionalidad patriarcal, a partir de los arquetipos y prototipos dados a los hombres y las mujeres, fue gradual y lento. Desde antaño, se aprendía a decir y hacer cosas separadas; por ello y a partir de ahí, algunos criollos se posesionaron en esta ideología que se transformaría en la práctica común de ser de la clase media.


Sustentados en la división de los espacios, los deberes asignados a cada sexo se enseñaron y se asumieron disociados: mientras el hombre ejercía las labores de la ciudadanía, las mujeres educaban la inmanencia y el parecer ser lo adecuado.


Los años falsos, como novela creada para cuestionar el patriarcado imperante, hace una reflexión crítica sobre los principios y valores de este patriarcado a través de las diferentes voces literarias. Luis Alfonso Fernández asume que su rol en el mundo está delimitado por la obediencia que haga de este «deber ser»; por lo tanto, se transforma, en parte a la fuerza, en parte sin querer, en este hijo-esposo, hermano-padre, que la racionalidad patriarcal le impuso. La madre, sujeto prototípico carente de nombre, dado que en esta racionalidad lo importante es el rol que se asume, enseña a las hijas a ser las obedientes mujeres que esta clase media necesita.


Correo electrónico: 
16/06/2016 Publicaciones