Traducir es adaptar y, en el fondo, salvar las distancias, esquivándolas, superándolas, pero, a la vez, admitiéndolas. Cuando observamos la versión de una obra literaria a otra lengua, descubrimos que casi nunca es posible una traducción exacta entre textos literarios, pues no solo se debe adecuar el significado de las palabras, sino que es preciso atender el uso cultural que una sociedad ha hecho de sus expresiones: deben adaptarse voces y
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