Ningún gesto o palabra de los neófitos parecía suficiente a los evangelizadores para demostrar la autenticidad de su fe; no bastaban los cambios comportamentales, lo que se esperaba era la transformación de una actitud interior conocida como ‘creencia’. El problema no se reducía a determinar si los indígenas eran cristianos, se esperaba establecer si ello conllevaba al abandono de sus antiguas concepciones. Había que avocarse a una triple tarea
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