Los libros de pastores suelen ser considerados mundos narrativos hiperedulcorados y estáticos de amores neoplatónicos. Por contraste, «La Galatea» ha sido vista como la novela que introduce la violencia -o, al menos, aquella que ocurre ante los ojos del lector- en esta tradición, a la vez que como un fracaso literario del alcalaíno. Nada más lejos de la realidad. De hecho, un motivo recurrente en estas tramas es el continuo «sobresalto» que
[Leer más]